Los datos duros de CCV ratifican las realidades sensibles de Cartagena.  Preocupación creciente por los resultados, los cuales, más allá de mostrar mejoras lo que enseñan son evidentes retrocesos o estancamientos salvo contadas excepciones como las muertes por violencia sicarial  o las muertes por IRA.

La pobreza monetaria está anclada y la educación es una cátedra pérdida, en la inmensa mayoría de las ópticas desde la cual se mire.

En materia fiscal el asunto no es de menor importancia, pues el sector descentralizado tiene entidades como Edurbe con importantes deudas y la propia Transcaribe. Y sin embargo la Administración continúa contratando con aquella.   

En materia de transparencia se reafirma la dificultad del acceso ciudadano a la información y preocupan especialmente la Secretaría de Planeación y Cardique. Que se deba en tutelar y aun así no se obtenga muestra la poca consideración de quienes ejercen el servicio público con los administrados. 

Lo evidenciado en la Secretaría de Planeación reafirma el problema de la fragilidad institucional territorial y de actuación improvisada y estanca en asuntos de vital importancia para el desarrollo. Son resultados desesperanzadores.